Cuando los cálculos se hacen en fajos o calderilla

Nuestro más sentido pésame a las familias de los fallecidos en el submarino Titán a mediados de junio. Que fueran multimillonarios en una extravagante y peligrosa expedición por decisión propia metidos en un ataúd de juguete no cambia nada:  la gilipollez no es razón para morir y ningún esfuerzo es demasiado para tratar de salvar una vida. Alivia pensar que una implosión catastrófica de esas características dura apenas unos milisegundos, así que no sufrieron ni, seguramente, llegaron a enterarse.

Hacemos extensivo el pésame a los familiares de los 37 fallecidos, por las mismas fechas, en el hundimiento de una patera en Canarias, y a las de las más de 600 personas ahogadas o desaparecidas tras el naufragio de un barco frente a las costas griegas, 100 de ellos niños. Merecían los mismos esfuerzos de búsqueda y rescate. O al menos que el gobierno griego enviara una lanchita de auxilio y que las autoridades europeas no pusieran trabas a su salvamento.

Avión c-17 de rescate del Titán

Para no escandalizar al contribuyente estadounidense, la prensa local ha valorado “solo” en 6 millones de dólares el coste total de una operación que ha movilizado (junto con Canadá y Francia) a 3 aviones C-17, con equipos y sumergibles de apoyo, una decena de barcos, algunos de rescate con equipos médicos, un avión-patrulla y un robot-submarino. Jajaja. Así que algunos expertos calculan que el gasto podría cuadruplicar holgadamente las cifras oficiales.

Negocio…

Ningún medio sabe el nombre del barco que naufragó en las costas griegas por las mismas fechas que el desastre del Titán. Se llamaba Adriana. Así como tampoco sabremos el nombre de la mayoría de los más de 600 muertos y desaparecidos, entre ellos más de 100 niños. Grecia y Frontex (los perros guardianes de Europa) se desentendieron de las peticiones de auxilio y, pillados en la ignominia, hicieron una feijoada: mintieron diciendo que el buque habia rechazado su ayuda. Y cuando llegaron al fin, llegaron tarde, claro.

Esta “operación de rescate” costó unos pocos miles de euros, mucho menos que los 2,5 millones de euros que le había costado el fatídico viaje a todo pasaje (entre 3.000 y 5.000 euros por cabeza), y apenas el 0,001% de lo que se gasta Europa y España en todo el engranaje antiinmigratorio.

…y calderilla.

La Generalitat Valenciana subvencionó el verano pasado 20 drones con el objetivo de ayudar al rescate de bañistas en peligro. Cuestan unos 10.000 al mes por unidad (aparato, mantenimiento y piloto). Este año el gasto corría a cargo de los ayuntamientos pero todos se han negado a renovar el contrato. En 2022 realizaron 3000 vuelos de vigilancia, más de 200 operaciones de emergencia y salvaron 7 vidas al lanzar chalecos salvavidas a la espera de la lancha de rescate, entre ellas un niño de 14 años.

Drones 2022

Drones 2023

El coste de los 4 días de rescate del Titán equivalen a dotar de un dron de salvamento a cada municipio costero en toda España durante los próximos 3 años. Pero no hay dinero. Ni para salvar las vidas de los refugiados ni de los bañisas… No se escatima en gastos pero según qué vidas…

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