Como cambiar de pareja en dos sencillos pasos
Estimado Sauron:
Tengo novio de toda la vida, pero por el que ya no siento nada. Fue una relación de conveniencia acordada por mi padre y el adinerado tío del chico. Es un pobre diablo, un pagafantas que prefiere jugar con sus sobrinitos a los boy-scouts que conmigo a médicos, tú ya me entiendes… ¡Ya estoy harta!
Hace unos días conocí a Lucas, un “chico malo”, un canalla por el que estoy coladita aunque él me castiga con su indiferencia. Me temo que es un amor imposible. Estoy desesperada. ¿qué puedo hacer para deshacerme de Donald (mi prometido) y conquistar Lucas? Agradecidísima para siempre,
Daisy.
Querida Daisy:
Sigue mi consejo y guíate por la milenaria sabiduría oriental para resolver todos tus males. Matando dos pájaros de un tiro, nunca mejor dicho.
Lo primero, dehacerte de-fi-ni-ti-va-men-te del alelado de tu novio. No le cae bien a nadie. Pregunta, pregunta por ahí. Como tu padre y tu futuro suegro son archimillonarios y superautoritarios, enemigos no les faltarán. Te sugiero que contactes con los golfos apandadores, estarán encantados de ayudarte.
¿Como hacerlo? Te cuento: existe una exótica costumbre tahilandesa que consiste en sodomizar un pato y, llegando al éxtasis, cortarle limpiamente el cuello de un machetazo. Los espasmos y contracciones de la muerte provocan al parecer en esta experiencia un placer indescriptible. Eso al menos me ha comentado Saruman. Creo que experimenta con elfos.
El problema es que el animal se ve sometido así a tal estrés, ansiedad, subidón de adrenalina y otras toxinas, que luego su carne es dura y de sabor desagradable. Los japoneses, que son incomparables en cuanto a gastronomía y refinamiento erótico se trata, crían una raza particular de patos, digamos “palomos cojuelos”, que disfrutan tanto con la experiencia que, por el contrario, se les disparan las endorfinas, dopamina y otras hormonas del placer. De ahí que cuando los decapitan, bien rellenos de semen (pues los japoneses suelen practicar estos “juegos” en grupo) su carne es tierna y jugosa por partida doble.
Si como me comentas tu novio Donald pierde un poco de aceite, es el pato adecuado para esta solución ideal. No creo que sea muy difícil convencer lo a él y a los apandadores de echar una “partidita” (de culo, jajaja). Propónle a tu querido Lucas ser el último de la fila y disfrutar del final de la mascletà. Por supuesto, no le reveles a Donald como termina el juego, que sea una sorpresa…
Para rematar el consejo, te dejo una receta que sin duda hará las delicias de tus invitados. “Pato asado con membrilo” y sí, lo de “membrillo” va con segundas. Lucas quedará rendido a tus encantos. Ríete tú de Olivia Newton-John al final de Grease. ¡Buen provecho!